miércoles, 24 de mayo de 2017

Isla de Okinoshima


Existe un lugar en el mundo que aproximadamente la mitad de la población del planeta no puede visitar, bajo ningún concepto. Se trata de un pedazo de tierra de menos de 100 hectáreas en el mar de Japón, en la zona más próxima a la costa de Corea del Sur; un rincón que muchos consideran sagrado.

Hablamos de la isla de Okinoshima, administrativamente parte de la ciudad de Munakata, en la prefectura de Fukuoka, Japón. Las mujeres tienen terminantemente prohibido el acceso a este territorio, y para los hombres tampoco es sencillo conseguir los permisos necesarios.

Los únicos que pueden vivir en este lugar son los sacerdotes que habitan el santuario. Son ellos quienes se encargan de velar para que los escasos visitantes admitidos cumplan con las estrictas normas de la isla. Únicamente los varones tienen la posibilidad de que su solicitud de visita sea tenida en cuenta.

Incluso en caso de ser aceptados deben someterse a un ritual de purificación antes de poner un pie sobre el sacro lugar. Además, están obligados a llegar allí completamente desnudos; y cuando se van no pueden llevarse ningún tipo de recordatorio o souvenir. Ni siquiera una hoja que un árbol haya dejado caer, ni una piedra de la playa. Absolutamente nada. Es más, hacen juramento de que no hablarán con nadie sobre los detalles de su estancia.


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