jueves, 22 de febrero de 2018

PUTOS VIEJOS


Putos viejos. Los admiro. Hoy siembran las calles españolas de furia y de baba y de gritos y de ese after shave de garrafón que gastan, me cago en diez.
Miro las imágenes y las disfruto como en una película épica.
Las permanentes recias con que esas señoras se adornan la cabeza son esculturas heroicas. Señoras que según el sistema no contribuyeron, como mi abuela, porque sólo dedicaron su vida laboral a cocinar gratis, a limpiar los altillos gratis, a fregar el suelo gratis, a lavar la ropa gratis, a planchar la ropa gratis, a cuidar gratis. Señoras que convirtieron el amor, esa materia no monetizable, en trabajo santo y gratuito.

Señoras que realizaron toda su vida cálculos matemáticos complejos, operaciones económicas que deberían sonrojar a los economistas pijos, esos que dicen que esto no es sostenible mientras sostienen el pito de la banca. Señoras ignorantes y sencillas que sin embargo consiguieron alargar el sueldo del marido currante hasta el día 30 y todavía mandaron a algún hijo a estudiar.

Yo quiero que la furia de los jubilados precarios arrase vuestras pensiones vitalicias y, sobre todo, vuestros cargos en consejos de administración de bancos. Quiero que entren como una turba revolucionaria en vuestros despachos y os arranquen los pantalones.

 JUAN SOTO IVARS


2 comentarios:

  1. Cuánto mérito han tenido todos aquellos que no cobran ninguna pensión por nacer en épocas malas y que han administrado a las familias con el exiguo sueldo que traía el marido.

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  2. Cuanta demagogia condensada... mucho alabar a los putos viejos, pero sin hacer nada con ellos. Se piensan que con cuatro manifestaciones se arreglan los problemas, pero por desgracia no es así. Este es el problema de la socialdemocracia, que se le ha acabado el rollo.

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