jueves, 23 de noviembre de 2017

Copernicus


La tecnología va por delante de la sociedad y de la economía. Fue así como algunos inventos del espacio, creados para espiar a los enemigos o mandar naves a la Luna, después se convirtieron en aplicaciones cotidianas en tierra.
Gracias a esto, hoy se puede usar el GPS en un pequeño y barato "smartphone", hacer operaciones bancarias en internet o hacer aterrizar aviones en medio de un temporal.
La Unión Europea trata de no quedarse atrás en la carrera de la innovación con dos grandes proyectos: Copernicus, un sistema de observación de la Tierra, y Galileo, un "GPS europeo" que supera con mucho a la precisión de sus competidores.
Ambos recogen desde el espacio enormes cantidades de información que pueden ser usadas en aplicaciones que hasta hace poco eran impensables. Hoy, la agricultura de precisión, el diseño de ciudades más eficientes o el seguimiento en tiempo real de la polución no son tecnologías de ciencia ficción, sino servicios que Europa quiere proporcionar desde el espacio. Copernicus permite seguir día a día la evolución de todo aquello que se puede ver desde el espacio. Por ejemplo, puede analizar el crecimiento de las cosechas, el cauce de los ríos, la evolución de las corrientes océanicas, los vertidos de contaminación, las nubes de polución o incluso el crecimiento de ciudades.

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