sábado, 16 de febrero de 2019

Entrevista con LUCETTA, historiadora


En los últimos años la Iglesia católica se ha visto sacudida por los abusos sexuales a menores. Sin embargo apenas se habla de abusos sexuales de sacerdotes contra monjas. ¿Es que no existen?

Claro que existen. De hecho la Unión Internacional de Superioras Generales hizo un llamamiento a denunciar el pasado 25 de noviembre, día contra la violencia contra las mujeres. Es el fin del silencio. 

¿Y por qué no ha estallado antes el escándalo de los abusos contra monjas?

Porque las mujeres han callado, y han callado porque eran muy débiles. Ahora han empezado a hablar las mujeres occidentales, pero la mayor parte de mujeres víctimas de abusos se encuentran en Asia y África. En su reciente viaje a los Emiratos Árabes Unidos el Papa Francisco ha admitido por primera vez que algunos sacerdotes y obispos han abusado sexualmente de monjas. ¿Es un paso adelante? Sí, sin ninguna duda. Es la primera vez que la Iglesia admite públicamente que tienen lugar estos abusos, hasta ahora encubiertos por el silencio.

¿Y por qué esos abusos contra monjas han permanecido ocultos durante tanto tiempo mientras que los de menores llevan tiempo denunciándose?

Los abusos contra menores son un crimen en casi todas las legislaciones, y por tanto son castigados incluso si no hay denuncia por parte de la víctima. Pero los abusos contra mujeres exigen una denuncia, y con frecuencia se trata de la palabra de una mujer contra la de un hombre. Además muchas mujeres callan por vergüenza, por miedo, porque socialmente son más débiles que los hombres. Sobre todo en la Iglesia.

¿Los abusos contra religiosas son en parte atribuibles al machismo imperante en la Iglesia?

Por supuesto, las mujeres son víctimas de abusos cuando no existe respeto hacia ellas, cuando sólo son consideradas siervas sin dignidad. Cuando se sabe que son débiles y que no podrán defenderse. Pero ahora todo eso está acabando, y las palabras del Papa permitirán que las religiosas que denuncian sean creídas finalmente.

¿Qué se puede hacer para resolver este grave problema?

Reconocer a las mujeres respeto y dignidad, no permitir que sean siervas de ningún hombre. Escuchar sus denuncias, poner fin al silencio. ¿

Y espera que el Vaticano lo haga?

Creo que ahora están obligados a hacerlo. El control que ejerce la opinión pública es muy fuerte y con frecuencia intervienen también laicos en apoyo a las monjas, como ha sucedido recientemente en Kerala. 
El Vaticano está lleno de monjas-criadas domésticas. Un ejemplo: un día me invitó a comer un obispo y en la mesa, en la que todos eran curas, fui la última en ser servida por monjas que trabajaban en la cocina. En el Vaticano también hay muchas mujeres que trabajan como empleadas y que son explotadas de manera increíble: por lo general son mujeres muy competentes, laicas consagradas, pero el trabajo que hacen se lo suelen adjudicar los curas. 

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