Parece un misil de bolsillo con sillín a una altura de 82 centímetros que va ensamblado a un marco de una aleación de aluminio muy ligero de sólo 55 kilos.
Un tubo de diseño limpio que abriga el ordenador de a bordo, la luz led de freno trasera, un potente faro delantero, los intermitentes y la batería extraíble de 220V.
El equipo informático que gestiona el complejo sistema de iluminación así como el motor de la motocicleta también lo conecta a cualquier smartphone, tanto de sistema Android como iPhone. De este modo, es posible controlar desde el teléfono móvil el estado del Pocket Rocket en todo momento: desde la autonomía de batería restante a si ha completado la recarga e incluso si alguien la está manipulando con aviesas intenciones.
Dispone de tres modos de conducción que se pueden ir alternando en función de las necesidades del momento: 'Wheelie' para sacar todo el rendimiento de la moto, otro más ecológico para cuando no se tiene prisa y un tercero con mayor tracción para terrenos difíciles que requieren un mayor agarre.
Los frenos son de disco hidráulico con frenada regenerativa y cuenta con suspensión doble para hacer más llevaderos los viajes largos.
Es bonita bici. Pero será muy cara.
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