domingo, 2 de julio de 2017

Chung Ying Street de Hong Kong


Además de servir como paso de contrabandistas y de camino de ida y vuelta para fugitivos hongkoneses e inmigrantes ilegales chinos, la calle fue testigo de las consideradas por muchos como peores revueltas en la historia del Hong Kong británico.
Las autoridades británicas contrarrestaron las protestas movilizando a todos sus efectivos, llevando a cabo más de 300 detenciones en menos de un mes e instalando, a su vez, altavoces que emitían, durante todo el día, ópera cantonesa.
En los días previos, policías de ambas partes habían cruzado insultos de una a otra acera (a escasos metros de distancia), ya que aventurarse al otro lado hubiera supuesto una invasión de territorio extranjero y habría desencadenado un conflicto a mayor escala, como así ocurrió.

El 8 de julio de 1967, cientos de manifestantes, incluidos miembros de las fuerzas paralimitares de apoyo al ejército chino (EPL), se adentraron en la parte hongkonesa del distrito Sha Tau Kok y atacaron a la policía británica, matando a cinco de sus efectivos e hiriendo a otros once.

Como consecuencia de aquel ataque, Pekín y Londres cruzaron acusaciones, Hong Kong cerró cualquier escuela o medio de comunicación que tuviera relación con el Partido Comunista y deportó a varios líderes sindicales.
A comienzos de los años 80 cuando, al ser el único enclave de Hong Kong al que los chinos podían acceder, el lugar se llenó de turistas que buscaban comprar artículos de importación. Según los registros de aquella época, se estima que cerca de 100.000 visitantes recorrían diariamente esta calle buscando relojes, jabones o electrodomésticos importados.
Tras vivir casi dos décadas de esplendor, la calle perdió su monopolio con el regreso de Hong Kong a China en 1997 y la apertura paulatina de las fronteras.

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