lunes, 18 de marzo de 2019

PINO LELLA


Pino Lella, el hombre que inspira la novela de Mark Sullivan, aún vive. Tiene 92 años y está en algún lugar de Nevada, en EEUU, contando a quien quiera escucharle la historia que se guardó durante 60 años.
A Lella le cogió la ocupación alemana de su ciudad, Milán, en la adolescencia, pero a él, en principio, todo el daba igual. Le gustaba el jazz, le gustaban las chicas y mientras pudiese, intentaría ignorar que había una guerra.

Cuando los aliados bombardearon Milán y Pino tuvo que refugiarse, participó en una red que se dedicaba a rescatar a judíos, a llevarlos hasta los Alpes, bajo la tutela de los partisanos. Y aquí es donde la vida empieza a parecer el guion de una película de los años 50.

Mientras ayudaba a salvar judíos por las tardes, sus padres lo inscribieron en la Wehrmacht, las fuerzas armadas nazis, como una manera de protegerlo de levas y represalias. Y los alemanes, ignorantes de su doble vida, le confiaron un puesto maravilloso para un saboteador: el de chófer del general Hans Leyers, el jefe germano de la ocupación y mano derecha de Hitler.

 A Pino Lella le fue más o menos bien en su aventura como agente doble. Salió adelante, emigró a EEUU y se reinventó. Se empleó como profesor de esquí y llevá algo parecido a una vida alegre.

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