jueves, 28 de junio de 2018

La SIESTA


La hora sexta (de la que proviene etimológicamente el término siesta) se refería al periodo comprendido entre el mediodía y las tres de la tarde. Por esta norma, los religiosos debían acostarse en silencio para descansar y cargar las pilas para el resto del día. Tras los monjes pioneros, comenzó a adoptarse en otros monasterios y también se la apropió la población no religiosa, que empezó a llamarla "siesta".

 Indiscutiblemente, la siesta tiene la seña made in Spain, sin embargo, como el jamón y el aceite de oliva, hemos logrado exportarla a otros países como Estados Unidos, donde un 34% de la población recurre a un sueño reparador a lo largo del día.
También en Oriente Medio, Latinoamérica o Filipinas han adoptado esta costumbre dadas las altas temperaturas en las horas centrales del día.

La siesta nos sirve para desconectar la mente, llegando a un estado de relajación total. Alcanzar este punto zen nos hace agudizar los sentidos y la capacidad de razonamiento. Al despertar después de un sueño de menos de media hora después de comer seremos más resueltos y nos concentraremos más fácilmente a lo largo de la tarde.


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