martes, 29 de mayo de 2018

FACHA, especie muy abundante


Serrat es un facha. Y José Sacristán. Y por supuesto Rajoy, Cospedal o Sáenz de Santamaría. Incluso el almirante del siglo XIX Pascual Cervera es un facha, pese a morir antes de que surgiera el fascismo. Pero para facha de libro, Albert Rivera. No sólo él: cualquier miembro de Ciudadanos es un facha.

De los del PP para qué hablar... Facha, facha, facha. Uno de los enunciados más famosos en Internet es el de Godwin: a medida que una discusión online se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno. Cambien Hitler y nazis por facha o franquista y tendrán el equivalente español del enunciado de Godwin.

Se metió en el mismo saco a todos los que no comulgaban con los movimientos independentistas. Era un silogismo de libro: si alguien está en contra de la independencia es que está a favor de la unidad de España, luego es un facha.
Que te llamen facha es un indicador de que estás haciendo lo correcto, de que estás acertando. Cuando las palabras se usan para calificar cosas de menor envergadura que el significado inicial, se tiende a desvirtuar el lenguaje.
Llamemos fachas a los fascistas, por favor, y gilipollas al resto. Un fascista muy poderoso es el que piensa que por encima de las personas están los pueblos considerados como entidades sagradas innmemoriales y que tienen como un destino prefijado.



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