jueves, 10 de mayo de 2018

El rostro de un CARADURA



No es fácil encontrar alguien más típicamente español que Puigdemont. Todo él encaja en la tradición de nuestra picaresca secular. Pertenece a nuestra vieja estirpe de caraduras profesionales.
Nunca han faltado en nuestra tierra tipos dispuestos a vivir de la ingenuidad o de los buenos sentimientos de los demás. Personajes sin brillo mental pero astutos, sin valentía pero intrépidos, sin principios aunque descarados...Harán falta muchos años para reparar todo el daño causado. Una generación, puede que más.

Por medio de una carambola se produjo el acceso al poder de Puigdemont. “Hombre de paja”, dijeron. Pero era un pirómano con un bidón de gasolina en cada mano. Nacionalismo y populismo. Podrían emplearse grandes palabras para describir lo que vino después: el espíritu de la época, la posverdad, …

Sin embargo, no hay motivo para darle altura a la canallada. Sobó y manipuló las emociones de la gente, convirtió la sociedad catalana en una cámara de resonancia irrespirable. Contó con el interesado respaldo de un aparato mediático que inyectó victimismo y supremacismo a cambio de subvenciones y favores. Una maquinaria con un modelo de negocio que todavía funciona.

Son los que viven de dibujar, en cada calle y en cada familia, una raya entre los buenos y los malos catalanes. “Macarras de la moral”.

Pisoteó la Constitución, el Estatuto, la jurisprudencia y el derecho internacional. Fueron muchas las personas razonables que desoyeron a la razón en septiembre de 2017. Y todavía más las que se dejaron engatusar por la inminencia de un sueño para el que no había ruta ni posibilidad alguna.

Nuestro protagonista dejó en octubre creyentes burlados y compañeros de aventura traicionados. Los primeros quedaron bajo el artículo 155 porque fue él quien no convocó elecciones. Y los segundos en prisión, porque el riesgo de fuga es evidente cuando el cabecilla apareció fugado.

Resulta moralmente repulsivo ver a Puigdemont con el lazo amarillo puesto. Es la última persona que tiene derecho a llevarlo porque sigue siendo el fiscal más implacable que podrían tener sus cómplices. Ellos están en la sombra porque a él le conviene. Puigdemont ha avanzado tanto en el lago del engaño que ya solo puede remar hacia delante, compulsivamente. Primero incubó el huevo de la serpiente nacional-populista. Después vulneró la ley. Más tarde deterioró las instituciones. Ahora, por lo visto, busca una marioneta.


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