miércoles, 16 de agosto de 2017

Coño y feminismo oficial


“¡Pues yo pienso seguir llamándolo coño!”, dijo una mujer a mi espalda. Giré disimuladamente la cabeza y pude ver a las dos protagonistas de la discusión, dos mujeres de poco más de 40 años. Hablaban de un artículo aparecido unos días antes en otro periódico en el que se hacía una defensa encendida por un cambio en el lenguaje: pedía que a las niñas, a partir de ahora, se les enseñe a llamar vulva a su órgano sexual, en vez de utilizar los eufemismos históricos que van, desplegados en una amplísima gama, desde la huchita hasta el potorro, pasando por el chochete.

Lo peor de todo, acabó diciendo, es que con estas chorradas lo que están consiguiendo es que cada vez haya más mujeres feministas que nos sentimos incómodas con el feminismo oficial”.
La institucionalización del feminismo lo ha convertido en un producto político que genera continuamente problemas inexistentes, siempre vistosos y controvertidos, que aparentan una lucha por la igualdad de la mujer pero que nada tienen que ver.
Polémicas diseñadas en el laboratorio de lo políticamente correcto. Así justifican su existencia los 'lobbies' del feminismo y la tupida red de burocracia política que cada vez se distancia más de la realidad de la mujer española de hoy.

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