domingo, 18 de junio de 2017

Volar en primera en AIR FRANCE


Volar en primera clase es otra vida. Una vida más cara, pero una vida mejor. Esa es una de las verdades indiscutibles del universo del cliente premium, un tipo de viajero exigente pero también muy rentable para las compañías, y que está provocando que las aerolíneas echen el resto para atraerlos hasta las primeras filas de los aviones.
Por eso la lista de extras que se anuncian son inacabables. Está muy bien el agasajo con copa de champagne al llegar, y mantel de hilo y cubiertos metálicos a la hora de sentarse a comer a bordo, pero la Primera Clase es algo más. O mucho más.

Es una experiencia global que cubre el total del trayecto de un viajero, desde que sale de su casa, ya sea por ocio o por negocio, y hasta que abandona las instalaciones del aeropuerto de destino. Al menos esto es lo que hay detrás del nuevo servicio de Air France. "Es mucho más que un asiento estupendo. Es un conjunto de experiencias que van desde el momento del booking hasta la llegada al destino", explica Véronique Jeanclerc, jefe de Producto de La Première.

El "champagne" de esta temporada Taittinger y Krug, entre los vinos tintos hay Saint Emilion 1er Grand Cru 2008 de Château Canon, y el café de Illy. El caviar que siempre acompaña almuerzos y cenas es de Sturia.




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