lunes, 19 de noviembre de 2018

Vigésimo Cristobal Colón


Se presenta así, con voz pausada y grave: "Soy Cristóbal Colón de Carvajal, duque de Veragua y almirante de las Indias. Soy el vigésimo descendiente del almirante".

Tiene manos finas y dedos gruesos, como algunos retratos del hombre que partió de Puerto de Palos buscando las Indias. Luce cabello entrecano, posee modales de colegio católico y lenguaje de enciclopedia del siglo XIX. Es Cristóbal Colón por Cristóbal Colón.

Colón respondiendo sobre las acusaciones contra Colón. Es el XVII marqués de Jamaica, el XIX marqués de Aguilafuente, el XX almirante y adelantado de las Indias... Casi nada. Sale en defensa de su alcurnia, de su antepasado más ilustre, en unos días donde el mundo ha visto como en la urbe fundada como "pueblo de Nuestra Señora la Reina de los Ángeles del Río de Porciúncula", hoy sencillamente Los Ángeles (EEUU), se derribaba la estatua de Colón.

 "Sus actos contribuyeron al mayor genocidio jamás registrado", espetó el concejal Mitch O'Farrell.
Lanza un mensaje al edil norteamericano que ha hecho suya la campaña contra Christopher Columbus, como le denominan en los EEUU de Trump: "A O'Farrell le haría sólo una pregunta, ¿quién exterminó a los indios de Norteamérica? Mi antepasado no lo hizo. No pisó el territorio".
Desde su perspectiva, solo desde la ignorancia se puede sostener algo así.
-Colón fue un explorador. Él no se dedicó a gobernar. No le dejaron, los reyes le relevaron del mando enseguida. Él dedicó todo su tiempo a descubrir nuevos territorios. Desde la desembocadura del Orinoco hasta Honduras, con un tramo al norte de Venezuela. Con todo eso, él no tiene tiempo de exterminar al indio. Tampoco tenía voluntad de ello. Todo lo contrario. Tenía un sentimiento religioso muy arraigado. No entraba en su ética matar indios.

El escritor Arturo Pérez Reverte: "Al pobre Colón lleva tiempo cayéndole la del pulpo. Él sólo quería descubrir un mundo nuevo al otro lado del Atlántico, y se jugó el tipo para conseguirlo, gracias al apoyo que le dieron los reyes de España. Pero ya ven. Ha acabado comiéndose un marrón genocida como el sombrero de un picador: Cristina Kirchner le demolió la estatua en Buenos Aires... innumerables cantamañanas de toda condición y pelaje andan buscándole las vueltas a don Cristóbal.



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