Tertulianos y columnistas, cómicos y políticos de todo color salieron a insultar y descalificar a ese individuo, canalla y antiespañol, todo él maldad y bajeza.
Cuánta sagrada indignación se vivió en España por el mero rumor de que Trump podría tratar a la lengua española casi tan mal como hacen impunemente desde hace décadas las instituciones de varias regiones españolas. Si se preocuparon por la página española de la Casa Blanca hasta rufianes varios y otros cabecillas de las afrentas y atropellos en Cataluña a los españoles leales a la Constitución y a España. Gran enfado por la ofensa a la lengua de 50 millones de norteamericanos.
No por la que sufren millones de españoles que no pueden aprender, estudiar, trabajar y vivir en español.
La indignación resultó gratuita porque la información sobre Washington era falsa. La página estaba siendo restaurada.
HERMANN TERTSCH
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