lunes, 2 de julio de 2018

Las factura que paga SANCHEZ

Que el nuevo ministro del Interior diga que se van a estudiar acercamientos individualizados de asesinos en virtud de no sé qué criterios invita a pensar que las facturas de Sánchez empiezan a ser cobradas.

¿Qué razón hay para acercar al País Vasco a un criminal execrable como el asesino de Miguel Ángel Blanco? ¿Un simple acuerdo político? Que García Gaztelu, vuelva a su casa es un seco golpe en la espalda de las víctimas semejante al que hizo el PP cuando liberó al canalla de Bolinaga para que se dedicara un par de años a inaugurar Herriko tabernas.
Ahora lo va a hacer Sánchez atendiendo a sus acuerdos con el PNV y los herederos de ETA en el Congreso: dice Marlaska que tipos como Santi Potros o Txapote pueden situarse cerca de su familia en virtud de acuerdos políticos, pero habría que preguntarle: ¿y los presos que no son de ETA pero que sí son vascos?
¿El vasco que estafó a una familia de Albacete o el vasco que atracó un supermercado en Córdoba tienen derecho al traslado? ¿O solo hay que preocuparse de los asesinos de la ETA que durante decenios han masacrado a la sociedad española?
¿Por qué tanto interés humano en desvivirse por el bienestar de los asesinos etarras y tan poco interés en preocuparse por otros vascos encarcelados lejos de su tierra por delitos infinitamente menos graves?

Que el miserable PNV quiera atender a sus sobrinos descarriados puede entenderse si se sabe con qué clase de gente se juega: que lo haga el Gobierno de España es, sencillamente, vomitivo.




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