miércoles, 12 de julio de 2017

El Tributo de las Tres Vacas


Otro año más se celebra el famoso encuentro en el que los bearneses ceden tres vacas como agradecimiento a los roncaleses.
La mañana del 13 de julio se celebra el Tributo de las Tres Vacas, una ceremonia que reúne a los vecinos de los valles de Baretous (Bearne, en Francia) y de Roncal (Navarra, en España). El punto de encuentro es la Piedra de San Martín (tras su desaparición en 1868, se ha sustituido por el mojón 262), en el collado de Ernaz (a 1721 m de altura), y se trata de la renovación anual del tratado de 1375 (se trata de uno de los más antiguos de Europa) por el que los bearneses ceden tres vacas a los roncaleses en pago por el aprovechamiento de los pastos navarros.
La curiosa ceremonia reúne de un lado a los representantes del Roncal, vestidos con atuendos tradicionales (sombrero, capote negro, valona y calzón corto), y del otro a los de Baretous (con traje de domingo y banda tricolor francesa cruzada al pecho), cada cual en su territorio.
El alcalde de Isaba preside el acto y pregunta tres veces a los franceses si "están dispuestos a pagar el famoso tributo de las tres vacas de dos años, del mismo pelaje y cornaje y sin tacha ni lesión alguna".
Los galos responden que sí en tres ocasiones. Para sellar el acuerdo, los alcaldes colocan su mano derecha sobre la piedra. Primero uno galo y después uno español, y así sucesivamente hasta acabar con el responsable del Consistorio de Isaba, quien cierra la liturgia con las palabras Pax Avant (paz en adelante) repetidas otras tres veces.

En la actualidad, tras esta ceremonia, las vacas vuelven a su territorio y el tributo se paga en realidad con el equivalente a su valor monetario del mercado actual. El acto, que en los últimos años se ha popularizado, apenas dura unos minutos pero cada año atrae a más personas. Una vez finalizado, se celebra una comida de hermandad en la que el cordero al chilindrón es el plato fuerte.

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